“Es lo que se viene. La huella hídrica, la huella de carbono. Son mediciones que van a tener que empezar a realizar los productores. Desde las empresas también tenemos que hacerlo, ya que somos los proveedores del productor agropecuario y, de hecho, este año pensamos verificar nuestra huella de carbono de producción de urea”.
La Ing. Agr. Mirta Toribio, de Profertil, coordinó uno de los capítulos relevantes del Simposio Fertilidad 2025 realizado en Rosario: se trata de la sostenibilidad de nuestro sistema. Y dialogó con el Ing. Agr. Gerardo Gallo Candolo, presidente de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios (Abopa).
“Ya estamos trabajando desde la planta en minimizar emisiones. Por ejemplo, producimos con un 100 % de energía eólica y todo lo pensamos a futuro. El consumidor va a reclamar esa huella de carbono, va a exigir esa etiqueta. Y si vendemos a Europa, eso será mucho más pronto. Es el camino”, añadió.
—Y nosotros tenemos muchas cosas que no nos pagan…
—Exactamente. Pero no hay que dudar de que es el futuro y que, en algún momento, nos van a empezar a exigir. Ya hay pequeños mercados, algunos voluntarios, de bonos de carbono que empiezan a verse en la Argentina. De a poquito están apareciendo. Por eso debemos pensar en ese futuro; y pensar en medir.
—Hay muchos bancos que están trabajando en eso, pero aún faltan datos…
—Exactamente. Si se le sacara algún impuesto, a lo mejor se podría usar más fertilizante; es lo que hace falta.
—Sí, tal cual. Nosotros estamos trabajando desde 2020 con una red de ensayo en la que medimos volatilización y óxido nitroso a campo. Esta red ya tiene cinco sitios y este año vamos a sumar uno más. El coordinador es Nahuel Reussi Calvo, con quien tenemos ensayos en Balcarce; en Oliveros está Fernando Salvagiotti; en Paraná, Ricardo Melchor; en Corrientes, Nicolás Stahringer y, en Salta, Martina Creche.
—¿En distintos cultivos?
—En maíz estamos evaluando urea, y eNeTotal Plus, haciendo mediciones con cámaras estáticas de óxido nitroso. Este año sumamos Córdoba. Y toda esta red se está presentando a través de los investigadores que hacen sus doctorados. Ya hay publicaciones científicas a nivel internacional y empezamos a tener los primeros datos de la Argentina.
—Corriéndonos un poco de la sostenibilidad de todo el sistema, y pensando en el suelo específicamente, uno siempre pensó en la materia orgánica como lo principal. Siempre fuimos cuidadosos en ese sentido, ya que, además, empezamos a hacer agricultura 2.000 años después que Europa y porque empezamos con rotaciones y mayores rendimientos. Pero siempre con la sostenibilidad de los suelos argentinos en mente. Así entonces, ¿es lo mismo producir en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde hace tanto frío y se acumula tanta materia orgánica, que más hacia el norte? ¿seguimos siendo eficientes de la misma manera en unos y otros lugares?
—Como bien decís, la variación de la materia orgánica se da por estas condiciones: más frío, distinto suelo, diferentes condiciones edafoclimáticas. Tenemos esa variabilidad en la Argentina por ser un país amplio. La materia orgánica fue bajando; está bajando. Tenemos que hacer más agronomía en cada uno de estos lugares, buscar el manejo en cada uno, porque es distinto en el norte de la provincia de Buenos Aires que en Salta, en Jujuy, o en el sur de Buenos Aires.
Ing. Agr. Mirta Toribio, de Profertil.
“Tenemos que hacer más agronomía. No se pueden copiar metodologías de otras zonas. Hay que aprender, hay que ir con la pala, hacer calicatas, ver la materia orgánica, que es el primer indicador de sostenibilidad del suelo. Eso hay que apuntarlo siempre, porque la disminución de materia orgánica nos lleva a darnos cuenta de que no estamos haciendo bien las cosas. No estamos incorporando el rastrojo adecuado y ni obteniendo una eficiencia en el uso de los nutrientes”.
—Por eso podemos decir que con la incorporación de la siembra directa picamos en punta en el mundo…
—Totalmente. En eso somos pioneros y hace años que tenemos la SD. Hoy está muy incorporada. No tenemos que dejarla y debemos seguir trabajando en ese manejo. Otros países están comenzando con la SD y nos hablan de que mitigan gases de efecto invernadero. Es un pasito más, pero, por supuesto, somos pioneros en eso.
“Lo que hacen los fertilizantes es cubrir las necesidades del cultivo, para que no tengamos extracción de nutrientes del suelo y para que no lo degrademos. Pero tenemos que hacer bien las cosas. Por eso, siempre hablamos de las mejores prácticas de manejo para la nutrición”.
—Ahora bien, con suerte este aumento de producción de millones de toneladas nuevas comenzó, por supuesto, con mejores rendimientos, mayor extracción, pero también con mejores fertilizaciones, donde aún estamos en deuda. ¿Podemos mantener esto y producir 30, 40, 50 millones más de toneladas en pocos años? ¿Podemos mantener esta sostenibilidad y mejorarla?
—Sí, por supuesto. Todavía hay una brecha. Tenemos que aplicar más fertilizantes, pero hacerlo de forma eficiente. Debemos aprender de Europa, de los Estados Unidos, donde ya están de vuelta con todo esto. Nosotros tenemos un camino por hacer. Pero esa mayor aplicación de fertilizantes hagámosla con eficiencia: sepamos el momento, la forma, qué fuentes utilizar.
—Claro, no es solamente el cuidado del suelo, sino también del medio ambiente. En tal sentido, ¿de qué se trata puntualmente eNeTotal Plus?
—Es un fertilizante que estamos comercializando desde 2018. Es urea granulada más LIMUS, que disminuye las pérdidas de nitrógeno por volatilización de amoníaco. Cuando aplicamos urea en superficie, comienza un proceso de hidrólisis que produce volatilización si las condiciones son de alta temperatura y de alta humedad, y no tenemos una precipitación mayor a 10 mm que lo incorpore.
“Con este producto tenemos un seguro para evitar esa pérdida de nitrógeno. Hacemos más eficiente el uso del nitrógeno por parte del cultivo y, por otro lado, evitamos una de las pérdidas indirectas de óxido nitroso, como es la volatilización. Entonces también estamos mitigando los gases de efecto invernadero y logrando una mejor huella, siendo más eficientes, con mayor rendimiento y, por supuesto, más alimento”.
Fuente: Gerardo Gallo Candolo y Rosario Perrière / Abopa