La cebolla del Valle Bonaerense del Río Colorado: ¿la calma que antecede a la tormenta?

Por la pandemia, el mercado se mueve al 50 % de su capacidad. Los precios son buenos y la necesidad de cebolla de Brasil se extenderá, al menos, por 30 días. Pero las dudas están en el futuro.

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Tal como ha sucedido no pocas veces en los últimos años, la campaña de cebolla 2019/2020 parece una caja de Pandora que, por el momento, nadie está dispuesto a abrir.

Como si no fuera una producción de complejidades endógenas y exógenas, la (inesperada) crisis sanitaria sumó exigencias.

Con anterioridad al fenómeno, lo que se preveía como una temporada con los vaivenes normales y habituales, termina en una atípica y ralentizada campaña como consecuencia de los protocolos por el Covid-19.

“Ahora queda muy poca cebolla en el sur de Brasil, ya que hubo retrasos en el centro y el nordeste. El precio es muy bueno, pero se estima que la situación no va a durar más de un mes, ya que entonces comenzarán a ingresar de otras regiones”, sostuvo Daniel Iurman, Coordinador Territorial del INTA Ascasubi.

Una cuestión estacional de retraso en la aparición de mayor volumen cebollero en Brasil, quien es el principal comprador y en más de una ocasión el artífice de nuestro destino, pone al producto del Valle Bonaerense del Río Colorado en una posición favorable.

“Tenemos una oferta considerable, pero con los movimientos extra para cumplir con los protocolos por el coronavirus, tanto en el campo y como en los galpones. Eso no permite que fluya con normalidad”, agregó.

“¿El precio? El que hoy recibe el productor es relativamente bueno. Si no estuviera esta complicación, podría haber sido mejor”, añadió Iurman, en diálogo con La Nueva.

Daniel Iurman, Coordinador Territorial del INTA Ascasubi.

El productor del VBRC está recibiendo, por estos días, unos 200 a 250 pesos por la bolsa de exportación de 20 kilos. Hace unas semanas, el valor de ese mismo bien era de entre 120 y 150 pesos. Alejado de la góndola, el precio de venta para exportación desde el campo subió de 7 a 10 pesos por kilo. Los precios se mueven mucho y, para el mercado interno, el valor es menor: hoy ronda los $ 8 el kilo.

También esta semana, esa bolsa de 20 kilos se pagó en frontera (con Brasil) entre 55 y 60 reales, alrededor de 750 pesos al cambio oficial.

“En todo este contexto de confinamiento de las personas los precios han tendido a la suba, porque hay un mayor consumo y stockeo de alimentos. Ya se observaba una gran firmeza en Europa en este sentido”, afirmó.

La campaña 2019/2020 en el VBRC es de unas 9.500 hectáreas sembradas –lejos de las (excesivas) 20.000 de otrora–, de las cuales 7.500 Has. son tardías y el resto tempranas.

A diferencia de las últimas temporadas, la calidad del producto es buena y con puntuales casos de bacteriosis; sólo en algunos lotes que recibieron piedra y altas precipitaciones instantáneas.

La importación relevante de Brasil empezó en este marzo con casi 14.000 toneladas, de las cuales 10,6 Tns. son de Argentina; 3,1 Tns. de Chile y el resto de Europa, en pequeñas cargas.

“Es decir, en el campo hoy hay mucha cebolla; en la frontera poca y, en el medio, están las complejidades de los protocolos de la crisis sanitaria”, resumió.

Iurman también habló de los tiempos, y momentos, de salida de la cebolla.

“Por las restricciones, que se deben cumplir por disposiciones sanitarias y está bien que sí sea, se está perdiendo un tiempo precioso. Esto es, lo que no se venda ahora no se podrá compensar luego, ya que, insisto, dentro de un mes Brasil ya contará con cebolla de otras regiones”, aseguró.

Por una entendible cuestión de mercado, la mayor producción local que salga con destino a exportación contribuirá a sostener un buen precio para el productor en el mercado interno a partir de 30 o 40 días.

Los nubarrones

El panorama actual de la producción cebollera es de un importante movimiento, con un mercado y una demanda, pero está teñido por el futuro mediato: la crisis hídrica.

Esta es la razón por la cual algunos productores se han marchado a General Conesa y a Viedma, a los valles del río Negro. E intentan quedar parados de la mejor manera posible en estas semanas de movimiento para encarar la campaña próxima con fondos frescos.

“Acá ya casi no hay agua y los pronósticos no son favorables en ese sentido”, dijo Iurman.

“Se sembró menos cebolla y, ahora, la recomendación de Corfo es que no se siembre temprana a sabiendas de que la convencional estará condicionada a la nieve de la temporada venidera”, indicó.

Alude a la crisis hídrica de la cuenca del río Colorado por la caída de los caudales desde el dique Casa de Piedra y que, aun con una buena temporada nival, algo positivo recién podría verse a partir de los deshielos de octubre venidero.

La producción cebollera emplea, sólo en el distrito de Villarino, entre 3.500 y 4.000 personas, lo que naturalmente se verá resentido a partir del año 2021. En Patagones, los trabajadores son entre 1.000 y 1.500.

El embalse Casa de Piedra tiene la cota más baja desde la construcción (1996): 268,7 msnm. La imagen es de este sábado 18. / Foto:  4K Visión & Data – Diario Textual

La cadena cebollera está compuesta por una red de empresas, productores, instituciones y prestadores de servicios, que desempeñan diferentes roles en etapas productivas y comerciales.

Algunas de las actividades son servicios de emparejamiento de suelos; de laboreos, siembra y cosecha mecánica; asesoramiento técnico profesional, público y privado; transportistas locales que llevan la cebolla desde los campos hasta los galpones y mano de obra para campo y empaque.

Los protocolos

“Oportunamente nos reunimos con autoridades del partido de Patagones, ya que allá también hay galpones, y sacamos un decreto respecto de los requisitos sanitarios”, aseguró Gonzalo Silva, secretario de Gobierno de Villarino.

“Entre otras disposiciones, se dispone con exclusividad de un baño químico para el chofer del camión que llega con la carga. De este modo, casi no tiene contacto con la gente que trabaja allí”, explicó.

“En los galpones se trabajan con la mitad del personal a los efectos de poder mantener las distancias. Todos deben tener barbijos y, al final del día, se hace una desinfección integral. Somos muy rigurosos con los protocolos porque es la forma de evitar el contagio”, agregó Silva, en diálogo con La Nueva.

Además del trabajo de los servicios sanitarios comunales, en la elaboración de los protocolos para la producción cebollera se contó con información del INTA Ascasubi.

Funbapa: ya se exportaron más de 36.000 toneladas

De acuerdo con la información de la Fundación Barrera Zoofitosanitaria Patagónica (Funbapa), hasta esta semana salieron 1.270 camiones con destino a exportación, lo que representan 36.239 toneladas.

La certificación comenzó el 14 de febrero, en el momento en que la Resolución 35/19 del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca resolvió suspender la normativa que disponía que la certificación en origen no sea obligatoria.

Los técnicos de Funbapa ya controlaron 1.217 cargas (34.764 toneladas), con este desglose: 1.006 (28.313 toneladas) para Brasil y 211 (6.451 Tns.) para Paraguay. En la provincia de Río Negro se empacaron 112 cargas y y 1.105 corresponden a Buenos Aires.

Se aguarda que, desde Villarino, puedan salir alrededor de 100.000 toneladas.

En cuanto a rechazos, fueron 410 toneladas (1,18 % sobre lo egresado). La principal razón fue el exceso de podredumbre basal (308 Tns.).

Los empaques habilitados en el distrito de Villarino son 37, en tanto que son 13 los correspondientes a Río Negro.

Con una menor participación, desde esta campaña también el Ente Municipal de la Producción de la Municipalidad de Villarino (Empromuv) certifica la salida de cebolla para exportación. Hasta la primera semana del corriente mes, habían salido más de 100 camiones.

En el partidos de Villarino y Patagones son 37 los empaques habilitados y 13 en la provincia de Río Negro.

Fuente: Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

Foto principal: En Agrello Hnos Valle Sur, en Mayor Buratovich, tienen protocolo propio.

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