Delta del Paraná: Más vacas para menos incendios

Los incendios en el delta del río Paraná siempre fueron excusa para culpar a ganaderos y renovar la presión para debatir una posible Ley de Humedales. Como no hay datos con rigor científico para tal iniciativa, muchos especialistas ven un nuevo avance en introducirlos en un proyecto del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, que nunca ocultó su interés en esta iniciativa ya que le aportaría el manejo de una caja multimillonaria.

Por decisión de la cartera a cargo de Juan Cabandié, un equipo interdisciplinario comenzó a trabajar sobre el manejo vinculado a la actividad ganadera y el uso sostenible en las Islas del Delta, bajo el objetivo de reducir el riesgo de incendios en la zona superior de río Paraná. En esta iniciativa participan Parques Nacionales, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Rosario y el INTA. El trabajo, que ya cuenta con un presupuesto de casi diez millones de pesos, tiene algunas aristas discutibles ya que tiene como fin “avanzar hacia una ganadería sostenible en la zona”.

En primer lugar se pone en vidriera en forma tácita a la ganadería como principal responsable de los incendios, cuando no hay una conclusión determinante del origen de los múltiples fuegos registrados en la zona. Por el contrario, la mayor parte de los incendios asentados tienen otros orígenes: como de cazadores que usan como práctica común el fuego para su actividad, y el hábito de residentes en utilizarlo para limpiar de alimañas y yuyos su terreno.

Se le atribuye a la actividad ganadera la responsabilidad de los incendios en el Delta del Paraná, pero ¿por qué no existía este problema a principios del 2000 cuando había miles de cabezas más en la zona?

Otro argumento válido para sostener que la ganadería sea la responsable de estos fenómenos es quela cantidad de cabezas en la zona de estudio es mucho menor a las registradas diez o más años atrás. La baja renta de la actividad, las recurrentes inundaciones y otras cuestiones hicieron que disminuya la población vacuna y el número de ganaderos.

La pregunta sería ¿por qué no existía este problema a principios de 2000 cuando había miles de cabezas más en la zona? Y la respuesta, a entender de los verdaderos especialistas, está en la misma pregunta: la mayor cantidad de cabezas que transformaban la biomasa producida en carne. De esta manera se alejan los peligros de incendio mejorando a la vez la economía regional e identificando a la actividad ganadera como la solución y no como la responsable del problema en cuestión.

Las organizaciones de productores deberían tomar nota de esta cuestión (organizaciones que deberían formar parte principal de esta iniciativa y que en esta oportunidad no fueron consultadas). El interés no sería únicamente por la cuestión ganadera, ya que detrás de esta iniciativa se ve el impulso renovado de varias organizaciones ambientalistas, y del propio Ministerio, por el proyecto de Ley de Humedales que propone regular bajo su órbita 69 millones de hectáreas (no 33,6 M/H como determinó el INTA), y con ello una caja de “Fondo de Humedales” de cifras multimillonarias.

Los mayores peligros de este proyecto, de aprobarse como ley, son: la intromisión del Estado sobre la propiedad privada y el avance de la Nación sobre el federalismo, ya que los proyectos agropecuarios y de infraestructura productiva afectaría a la potestad de las jurisdicciones provinciales. Otra cuestión más para poner en sobresalto a la producción nacional y a los gobiernos provinciales.

Fuente: Ing. Gerardo Gallo Candolo / www.elagrario.com

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